Esta magnífica entrada corre a cargo de Alba Nadales y Elsa Marrero, madres y expertas en maternidad y puerperio, juntas son «Marujas Puerperras».
La llegada de un bebé es una gran alegría. Todos en seguida quieren conocerle, lo que nadie se plantea normalmente es que esa ilusión puede traicionar el respeto, intimidad, delicadeza que merece este nuevo miembro. Seas impaciente o no, aquí te dejamos unos valiosos tips para que des en el clavo en esa primera visita al recién nacido:
- No te presentes sin avisar. – sabemos que te mueres de ganas por ir, pero, y si… ¿Han pasado mala noche o necesitan descansar justo en ese momento? Da igual la confianza que tengas, antes de aparecer, manda un mensaje y pregunta qué tal están.
- No aconsejar.- Más vale pecar de callados que de enterados Tenemos que ponernos en el lugar de la nueva familia, lo que nosotros hicimos con nuestros hijos o lo que hizo la vecina si no nos han preguntado no suele ser de mucha ayuda, sin querer tendemos a comparar y cada niño es un mundo y cada familia también, así que en boca cerrada no entran moscas.
- Lavarse las manos.– Un gesto tan simple como lavarse las manos al llegar les da gran tranquilidad a los padres, tú sabes dónde has metido tus manos pero ellos no.
- Respetar los ritmos del bebé, si está dormido no despertarlo.– A todos nos encanta verle la carita. ¿Cómo te levantas si en plena siesta te llaman por teléfono? Lo bebés necesitan dormir con tranquilidad y sin ruidos fuertes.
- No perfumarse.– Para el bebé que solo conoce el olor de mamá, los estímulos externos excesivos son molestos. (Incluido ambientadores, productos de limpieza…).
- No hablar muy alto.– Ahora no tienen nada que le suavice los ruidos y aunque estén dormiditos los ruidos muy altos pueden causarles estrés.
- Llevar comida.– Algo tan simple y generoso que es de gran ayuda. Probablemente no tengan tiempo ni de lavarse la cara, mucho menos de cocinar, además, si ves que está la casa algo revuelta coge un cepillo y dale una pasadita, esa es la ayuda que necesitan, no que le cojan al bebé para que los padres puedan hacer las cosas.
- Atender a los hijos mayores.– Acordarse de ellos, no nos olvidemos que son niños, y si se los llevan al parque o de paseo, los padres también lo agradecerán.
- No visitar después de las siete de la tarde.– Hay que tener en cuenta que los padres y el bebé estarán cansados después de una noche sin dormir y de atender las visitas durante el día, y a esa hora ya empiezan con las rutinas de descanso, o ya les apetecerá estar tranquilos en casa sin jaleos para descansar y disfrutar de la familia.
- Visitas cortas.– Si los padres no te lo piden expresamente cuanto más cortas sean las visitas mejor, puede que les apetezca acostarse un rato, darse una ducha o simplemente quieran estar solos.
- No tomarse nada como personal.– Si los padres están serios, con pocas ganas de hablar o callados, no pienses que es por ti. No sabemos cómo les afecta el cansancio, la nueva situación, si tienen ayuda o no. Si observas que esa situación de apatía perdura, intenta ir más allá, simplemente con preguntar, ¿cómo estás?, ¿necesitas ayuda?, ¿puedo hacer algo?, seguramente se abrirán y descubrirás cuanto agobio esconden y no han sabido expresar. Cada persona tiene su historia y en esos momentos del puerperio afloran muchas cosas.
Les dejamos con una reflexión: ¿A quién invitarías a tu primera cita con alguien? Ese momento en el que te besas por primera vez, en el que se acarician el pelo, se miran a los ojos… ¿Se imaginan hacer esto con visita?
Un recién nacido y su mamá necesitan conocerse, enamorarse, tener tiempo para disfrutar todos las primeras veces, y por supuesto, el papá también necesita conectar con ellos para protegerles.