La soledad en la crianza

Esa soledad de horas y horas de brazos y Teta y Teta y brazos… con la única comunicación con adultos a través del móvil… la tele con programas que poco te interesan y con suerte algo de lectura….

Luchando contracorriente y contra ti misma y todo lo que tú pensabas que era o sería tener un hijo. Ahí te ves con el pelo sin lavar, el mismo pijama varios días y la casa hecha un desastre, deseando que vuelva el papá a casa, para compartir un poco, a veces nos entendemos y otras veces no, pero tu intuición y conexión con el cuerpo y con el deseo de cuidar es más fuerte y desde ahí se supera, y el puerperio sigue…uno, dos, diez, doce meses…. y mientras tanto el mundo gira, madres “perfectas” con sus vidas perfectas a tu alrededor, niños que desde los 2 meses duermen de tirón toda la noche, vuelta a su vida “normal” y preguntas del tipo “¿tu es que vives de vacaciones…?” lo que hay que aguantar…

Reinventarte, reinventar tus prioridades e interior izarlas, abrazarlas, cuidarte, cuidar, reinventarte también laboralmente, sacar la mejor versión de ti misma, abrazar tu autoexigencia, e intentar seguir cuidándote.

Esta lucha no sería necesaria con un buen grupo de familias unidas, que se apoyen unas a otras y se cuiden. No hay que hacer mucho realmente, solo estar ahí y dar apoyo, niños que jueguen unos con otros, madres y padres que hablen, cojan un rato al bebé para una ducha, un café con leche recién hecho y listo para tomar… y mirada, mucha mirada sin juicio y con amor. Los cuidados necesarios para que la sociedad crezca sana y feliz. Si fuéramos conscientes del ahorro a la seguridad social que suponen los cuidados emocionales daríamos un vuelco a la sociedad, estoy segura.

Escrito por Marta Mercader. Madre de tres hijos y empresaria. Fundadora del grupo de apoyo a la lactancia de Torrevieja, LactaTorre.