Maternidades Silenciadas, Maternidades Invisibles

No todas las maternidades se viven de la misma forma, ni en la misma circunstancia y/o contexto.

Hay algunas de ellas que son invisibles, silenciadas, como algo tabú que hay que ocultar y de lo que no se puede hablar…

Maternidades Silenciadas, Maternidades Invisibles que se viven en soledad, ocultas bajo una máscara de falsa felicidad…

Dentro de la propia maternidad en sí misma hay muchos cambios, muchos duelos que aparecen o reaparecen como sombras y te atormentan en silencio.

Sin duda la maternidad en sí misma, es un momento de redescubrimiento interno y personal a muchos niveles a veces difícil de comprender y gestionar… Sobre todo, cuando a esa maternidad le añadimos una despedida.

Un punto de inflexión que hará que nada será igual, la pérdida de la inocencia, ese momento en el que te encuentras de cara ante una realidad invisible a tus ojos hasta ese momento.

Algo que quizás hayas oído a otras personas, a alguien de tu entorno como algo lejano, pero que jamás pensabas que te tocaría a ti y que tambalearía todo tu mundo en tan solo unos segundos…

Esa inocencia que se vive durante el embarazo, esa felicidad al sentir cada nueva experiencia que se sucede de forma mágica dentro de ti, los cambios corporales y una larga lista de modificaciones a veces imperceptibles para el resto del mundo, que en solo un segundo se esfuma de tu vida para siempre…

Todas esas variaciones que se van dando de una forma silenciosa, notoria sobre todo para ti, que lo vives en primera persona y sin embargo un día sientes algo raro, algo diferente…

Quizás sea ese sexto sentido femenino, ese instinto materno que nos conecta a nuestros pequeños sin saber muy bien cómo, o en qué momento concreto, sucede esa química entre ambos.

Puede que sientas dolor, pinchazos que te paralizan, que empieces a manchar y poco a poco ese manchado se convierta en un mar de sangre, asustándote y creándote una ansiedad importante sin saber que está ocurriendo dentro de ti, cómo está tu bebé y qué va a suceder…

En algunos casos se queda en un susto importante sin más, que mejora o remite con reposo durante unos días, un ingreso hospitalario e incluso una pauta de medicación y que marcará ese embarazo para el resto del mismo de forma inconsciente, creando una alerta involuntaria e instintiva cuando se den otros síntomas similares.

En otros casos desgraciadamente según las estadísticas, a día de hoy 1 de cada 4 de esos embarazos no siguen adelante y se produce una muerte en el útero materno.

Dependiendo de las semanas de gestación el protocolo a realizar será uno u otro y también dependerá cómo la madre y el padre quieran poder realizar esa despedida de su bebé.

También influye y mucho, el profesional sanitario y no sanitario que nos atiende en ese momento, su empatía, su formación, su información al respecto, sus palabras y sus gestos y todo lo que haga en ese momento hacia la madre y la familia en duelo.

Y estas palabras se graban a fuego en una madre rota por la muerte de su bebé, en unos padres que ayer estaban felices embarazados y hoy reciben la noticia de que su bebé ha fallecido en el útero materno y no se puede hacer nada más para salvarlo…

Hay muchas formas de nombrar este suceso, algunas son más hirientes para las madres y los padres, pero hemos vivido la muerte de nuestro pequeño, la pérdida irreparable de ese bebé al que deseábamos con todas nuestras fuerzas y que nunca más volveremos a ver o abrazar…

Y aquí acaba esa maternidad con 4, 7, 11, X semanas que más da, de todos modos, será una maternidad invisible para el mundo, una maternidad silenciada porque ese hijo no aparecerá en ningún lugar…

O si aparecerá en documentos legales porque dentro del marco legal si quede registrado su nacimiento y deceso si nace vivo, pero igualmente para el mundo ese bebé será olvidado y solo será importante para su familia y el entorno de la misma.

Solo nosotros como madres y padres y la familia más cercana nombrará, honrará y recordará la memoria de ese hijo, sin embargo, para el resto del mundo ese bebé no existirá, eso nos duele y nos hiere como madres.

Y cuando queramos compartir algo sobre nuestro hijo fuera de nuestro entorno puede que nos cuestionen, que nos miren mal porque todavía falta mucho por hacer para visibilizar a nuestros pequeños y que no se mida el dolor o la entidad de su vida por semanas o por su peso, sino por su propia existencia.

Otras maternidades silenciadas y maternidades invisibles y con ellas unos grandes duelos silenciados e invisibles son las que se dan después de una IVE, Interrupción Voluntaria del Embarazo o una ILE, Interrupción Legal del Embarazo, pero de eso hablaremos otro día.

Julia Bernal Arroyo

Julia Bernal es madre de cinco hijos, cuatro bebés a los que no pudo abrazar y de un niño arcoíris. Julia es técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), especializada en duelo y maternidad.

Sus propias vivencias y experiencias personales en cuanto al duelo gestacional y perinatal, unido a todas las formaciones que ha realizado y sigue realizando le permiten acompañar a otras madres, a otras familias a transitar y elaborar su propio camino de duelo para integrar la muerte de sus hijos con consciencia y amor.

Coordina y modera el Grupo de Apoyo Mutuo al Duelo Gestacional y Perinatal “Toda una vida para honrarte y recordarte” presencial en Elche.

Autora también de los libros:

  • Toda una vida para honrarte y recordarte
  • Porteo en situaciones especiales 
  • Antes de ser madre

www.juliabernalarroyo.com