Es un lujo poder abrir esta primera entrada sobre maternidad con una entrevista a Nohemí Hervada. Nohemí Hervada es la directora del primer programa internacional de formación de asesoras de maternidad (Asesoras Continuum) y trabaja, además, temas de desarrollo personal y profesional, especialmente con mujeres. Además es autora de un libro magnífico y que recomiendo personalmente La Maternidad sin Tabúes.
1. Nohemí, ¿qué es la maternidad para ti o qué crees que es para las mujeres en general?
Más que definirla, porque cada persona tiene su propia idea de lo que es y luego, la experiencia de cada una es diferente, según sus ideas y expectativas más la realidad que se encuentre, a mí me vienen a la mente palabras y conceptos como ruptura, reto, desafío, punto de inflexión, humildad, superación, reevaluación de prioridades, crisis, crecimiento, aprendizaje, soledad, grupo, duelos, familia…
Para mí ha supuesto sin duda lo que llamo “ampliar el foco”. Ampliar el foco para estar dispuesta a ver las necesidades de mis hijos, no sólo las mías, ampliar el foco y ver más allá de lo que yo creía que sabía sobre el tema, ampliar el foco incluso para encontrarle un sentido a las partes más duras de ser madre, como son sufrir violencia obstétrica, perder un hijo o acabar con una relación de pareja de casi 2 décadas.
Todas las crisis de mi vida, todas, han sido oportunidades. LA maternidad es una crisis porque es una metamorfosis. Para algunas es duro aceptarlo, ya desde el cambio del propio cuerpo. Pero lo cierto es que cambiamos y tenemos la opción de aceptarlo y crecer o negarlo y querer seguir como si nada. Ambas opciones implican un duelo a realizar y sólo hay que estar dispuesto a escuchar a las madres para darnos cuenta que mucho están sin hacer. La maternidad, en nuestra sociedad, es una herida abierta que supura. En vez de analizar qué la causa y evitarla, nos empeñamos en señalar heridas ajenas esperando que así nos duelan menos las propias.
2. ¿Cuáles son los obstáculos que tiene la mujer en España en la maternidad?
Primero el mismo que tenemos las mujeres en cualquier otro ámbito en el mundo: el machismo.
El machismo hace que todo lo femenino sea invisible, tenga poco valor o menos valor que cualquier otra cosa de hombres.
El machismo modela nuestras creencias para hacernos sentir valiosas sólo cuando si servimos a los deseos o necesidades de un sistema masculino.
El machismo da por sentado que las tareas propias de las mujeres, biológicamente hablando, no son válidas, porque en su sistema sólo es válido, lo que genera capital. La maternidad no se valora porque no se remunera, por eso por décadas el feminismo se ha llevado tan mal con la maternidad. Porque esa parcela era de obligado cumplimiento para las mujeres, negándoles además el acceso al resto de posibilidades. Si eras una mujer feminista hija y nieta de mujeres a las que no se les había permitido más que ser madres y amas de casa, a veces sin derecho a la educación más básica, es lógico que creyeras que tu lucha era alejarte de ese rol todo lo que pudieras. PAra mí eso es otra victoria del machismo, haber convencido a las mujeres que peleaban por nuestros derechos de que debíamos renegar de lo único que realmente es sólo nuestro.
Somos las hijas de las mujeres que conquistaron el acceso al mundo laboral, estamos orgullosas de ellas. Pero nosotras seguimos en la lucha porque no sólo queremos estar en los lugares en donde estaban solo los hombres, queremos estar a nuestra forma, en femenino, jugando también con nuestras reglas y eso incluye aceptar que las mujeres podemos gestar, parir, amamantar y criar si queremos.
El paso más en la lucha no es renunciar a ello en favor del padre sino reivindicar que es nuestro derecho dedicar una parte de nuestra vida a ello si queremos hacerlo sin ser penalizadas por ello, ni criticadas por aquéllas que no lo viven así.
El feminismo que no contempla la maternidad como un privilegio a valorar no me representa. Igual que no me representa quienes idealizan la maternidad tal y como la vivimos hoy y no trabajan porque el marco social, político y legal que tenemos cambie para que se reconozca y se valore como lo que es. una función indispensable para la vida y la continuidad de la especie y la sociedad.
3. Nohemí Hervada ya en sí es una marca, pero también tienes otras marcas. Una de ellas son las asesoras continuum. ¿Cómo ayudan estas asesoras en la maternidad o cómo la acompañan?
Llenan un vacío existente.
El otro día estaba viendo una serie en la que aparece una figura que yo no conocía. Una especie de acompañante para las víctimas de agresiones sexuales, que se ocupa de atender a su cliente y hacer de puente entre ella y otros organismos como la policía, los médicos, el entorno… Para esta acompañante la prioridad es la víctima, su cliente. Vela por su bienestar mientras pasa por todo un proceso que, aunque sea necesario, está más empeñado en hacer su trabajo que en el bienestar de la víctima. Les dije a mis alumnas que vieran la serie y reconocieran las similitudes entre su trabajo y el nuestro.
No somos sanitarias, ni somos la familia, somos personas formadas para asesorar, acompañar y dar herramientas para que el proceso no se trague a la persona.
Hoy la maternidad ya no se vive en tribu y está prácticamente externalizada: “nos llevan el embarazo” , “nos pesan y nos miden”, “nos hacen cosas sin preguntar”… las mujeres sufrimos el paternalismo a diario, y las madres mucho más. Las asesoras Continuum existimos porque hace falta una figura que piense en la madre (y el bebé), que les recuerde que no son una paciente más, un peso más, un expediente más. Hacemos falta porque cuando las familias se encuentran con la realidad de lo que es un bebé se derrumban al ver que no cuadra con sus expectativas. Nadie nos prepara para lo que ES. Nosotras ayudamos en el proceso, con la mirada particular hacia cada madre, cada bebé, cada pareja y/o cada familia.
4. ¿Son necesarias las asesoras continuum? ¿por qué nace este tipo de acompañamiento?
Evidentemente lo somos. La prueba la tienes cuando escuchas a las madres relatar sus experiencias en el embarazo, parto y crianza. Estamos en un momento de “oda a las malas madres” porque esta generación de madres ya ha escuchado toda la teoría de lo que “tenemos que hacer”: parto natural, lactancia a demanda, no castigos, atender el llanto, etc… pero no nos han explicado lo más importante, el por qué y el cómo. Eso hace que nos pongamos el listón aún más alto y nos sintamos cada vez más frustradas por no conseguirlo. En ese marco sólo nos queda renegar de este momento y escribir libros en plan “mis hijos me quitan calidad de vida” o tirar por la calle de en medio con humor como el movimiento de las malas madres.
Al final yo sencillamente opté por otro camino. El que para mí ayuda a conseguir una de mis metas al trabajar que es que las maternidades sean placenteras. Y para eso lo primero es estar dispuesta a asumir la responsabilidad que implica ser responsables de otro ser a un grado que nos sobrepasa.
5- Háblanos de la famosa palabra “Conciliación”
Conci… ¿qué?
Perdona la broma. Es que siempre digo que la conciliación es como lo que me cuenta mi pareja sobre “seguridad vial” que fue la empresa del automóvil la que lo inventó para parecer que trabajaban por la seguridad cuando eran ellos los causantes del peligro.
Pues lo mismo. Conciliación es un término que se usa de un modo vergonzoso, casi inmoral. Porque cuando oigo que “medidas para la conciliación” son por ejemplo guarderías de 0 a 3 años, lo que quiero es vomitar.
No han entendido nada de lo que supone criar. Mejor dicho, no quieren entenderlo porque eso supondría cambiar todo su sistema y sus creencias.
Al final las familias, mejor dicho, las mujeres que son las que siempre han cuidado, han conciliado siempre, SIEMPRE.
Si de verdad quisieran aprender no entrevistarían a las directoras ejecutivas CEO (Chief Executive Officer) que te cuentan que han llegado muy lejos mientras una interna filipina cuidaba a sus hijos. Entrevistarían a las cientos de miles de mujeres que encuentran la fórmula para trabajar sin renunciar a criar a sus hijos.
Evidentemente no es un modelo a perpetuar porque estas mujeres lo han hecho a costa de renunciar a otras cosas: poder adquisitivo, descanso, vida social, ocio, salud, etc…
Algunas empezamos a buscar otros modelos para no renunciar o no tanto. El teletrabajo es uno de ellos, los programas que valoran el producto y no el tiempo, el desarrollo del talento…
Si nos preguntaran a las mujeres, sabemos cómo hacerlo. Lo llevamos haciendo siglos mientras los hombres seguían construyendo un mundo a su medida.
6. ¿Qué necesitan las mujeres para mejorar sus maternidades? ¿Qué debe aportar la sociedad, en general y su pareja, en particular?
Necesitamos escuchar otros mensajes, oír otras voces. Sólo tenemos el referente de la abuela abnegada en casa, la madre ausente trabajando y la compañera de trabajo agotada haciendo las 2 cosas.
Necesitamos primero tener información veraz, no parcial ni sesgada ni machista.
Necesitamos ver la maternidad también con perspectiva de género.
Necesitamos mirar la herida propia para no repetirla con nuestros hijos.
Necesitamos comadres, compañeras de camino, amigas, confidentes, vida social…
Necesitamos un sistema que nos garantice seguridad social y económica mientras estamos dedicadas a criar.
Necesitamos un mundo laboral que incorpore no sólo la visión femenina, sino la femenina maternal como otro eslabón valioso que tiene mucho que aportar al engranaje.
Necesitamos que se reconozca que nuestras funciones biológicas son esenciales para mantener la vida del planeta, no un motivo para hacer chistes.
Necesitamos que nuestra ciclicidad se reconozca y se valore y se respete.
Necesitamos hombres que entiendan todo esto y que nos apoyen. Que no se sientan amenazados, ni relegados.
Necesitamos parejas maduras dispuestas a observar cómo cambiamos al ser madres y se enamoren de esa nueva mujer que va apareciendo en vez de pedir que vuelva la otra.
Necesitamos hombres que entiendan que ser padre no es un trabajo, sino una transformación. Que no queremos que nos ayuden a ser madres, sino que ejerzan de padres.
Necesitamos hombres que estén dispuestos a mirar a su machista interior y a ganarle la batalla.
Necesitamos hombres que enseñen al resto de hombres a respetar a las mujeres porque sí, no porque somos suyas (esposas, hijas, madres, hermanas…).
Necesitamos muchas cosas, mucho trabajo, mucho cambio.
7. ¿Cómo ves la maternidad en España dentro de 50 años?
Pues espero que disfrutando de nietas y nietos, amadas y amados. Que lean esta entrevista y me digan: “¿De verdad esto antes era así abuela?” porque las cosas hayan cambiado.
No es fácil cambiar un sistema. Pero no hay alternativa.